La comida argentina está basada principalmente en el consumo de carne de vaca en todos sus cortes y sus tipos de cocción. Alcanza en el asado su expresión por excelencia, cuando se cocinan a las brasas todas sus partes.
De su pasado colonial aún mantiene algunas comidas típicas como la humita, el locro (guiso a base de maíz), la carbonada, y las clásicas empanadas que podrán encontrarse en cualquier lugar de la ciudad. Se trata de unos pasteles de masa rellenos típicamente de carne picada picante o suave; fritas o al horno elaboradas con distintas recetas según la región. Si bien existen muchas variedades de rellenos, las más típicas son las de carne. Para los argentinos comer empanadas puede significar una comida completa, acompañada por vino tinto.
La comida argentina reconoce dos grandes influencias: la italiana de quien heredó la costumbre de las pastas del domingo en particular y de las pizzas en general; y la española con su influencia de pucheros, tortillas, jamones y su modo de preparar los pescados.
La influencia francesa también se hace notar especialmente en el desayuno típico argentino: café con leche y medialunas.
Los productos derivados de las harinas tienen mucha importancia en el consumo de los argentinos, lo cual puede comprobarse en la gran cantidad de panaderías que pueblan la ciudad. Allí se elaboran productos de pastelería en general, distintos tipos de panes, tortas, masitas y facturas (las medialunas entre otras).
Los platos preferidos
Un buen bife de chorizo es una experiencia inolvidable para todos los amantes de la buena carne. Es una porción generosa de un bife de carne de vaca muy alto, delicioso y tan tierno que hasta puede cortarse con un tenedor. Para quienes no se atrevan con la cantidad, pueden ordenar la variante de “medio bife de chorizo”. Y la alternativa “bife de chorizo mariposa”, viene abierto al medio para quienes prefieran una cocción menos jugosa.
El choripán es un sándwich de chorizo que podrá disfrutarse al paso en cualquier lugar de Buenos Aires, en una cancha de fútbol, o en el recoveco más alejado del Obelisco.
Las milanesas a caballo son otro manjar imperdible. Se trata de bifes finos de carne empanados y fritos acompañados por huevos fritos.
Los ñoquis del 29. Se trata del típico plato italiano de pastas que los porteños han convertido en una tradición todos los días 29. Se cree que nunca le faltará el dinero a quien realice el ritual según las reglas establecidas. Los comensales se regalan entre sí un billete, que es doblado y colocado debajo del plato. Para que el presagio de atraer el dinero se cumpla, dicen que cada comensal debe comer al menos 29 ñoquis para luego guardar ese billete y ahorrarlo con los que irá acumulando a lo largo del tiempo.
Los sandwiches de miga. Se trata de una especialidad argentina de rebanadas ultra finas de pan de miga que encierran distintos fiambres y vegetales en infinidad de variedades y exquisitas combinaciones. El más típico es el sándwich de jamón y queso y suele consumirse tostado en los distintos bares de la ciudad.
En cuanto a los dulces, el postre tradicional se llama vigilante y se trata de una combinación de queso y dulce (de batata o membrillo).
El dulce de leche es otro de los manjares argentinos, presente en distintas variedades de pastelería, postres y helados. Se trata de un dulce realizado a base de leche con mucha azúcar que es cocinada a fuego lento hasta alcanzar su espesura y su típico color acaramelado.
Los helados también ofrecen en Buenos Aires características propias con una infinidad de combinaciones en sus formas de crema o de agua de excelente calidad.
Ruta del vino en Buenos Aires
La República Argentina cuenta con una importante producción de vinos de gran calidad que ha cobrado fama internacional.
Entre los vinos tintos, la variedad del Malbec es la más representativa del país, y está reconocido como “el mejor Malbec del mundo” por los especialistas en la materia.
Con respecto a los vinos blancos, el país ha desarrollado una uva característica llamada Torrontés: Se trata de un vino sutil, suavemente dulce y muy estimado en el universo del vino mundial.
Pero para los amantes del buen vino, probar los más afamados varietales de las distintas bodegas argentinas es una experiencia que puede ser disfrutada en todos los buenos restaurantes de Buenos Aires, donde podrán ser orientados por expertos enólogos atentos a satisfacer cada inquietud y necesidad.
En los últimos tiempos, toda una generación sigue la ruta apasionada del vino. Su auge ha dado origen a una cantidad de lugares especializados: vinerías, clubes y wine bars. Las vinerías pueden encontrarse por toda la ciudad, y en ellas se ofrece un completo catálogo de vinos de bodegas nacionales e internacionales. En los clubes de vinos, los socios pagan una cuota mensual a fin de adquirir unidades de cosechas únicas, seguir cursos de degustación, realizar catas grupales y compartir el descubrimiento del maridaje perfecto del mejor vino con cada posibilidad gastronómica.
Los Wine Bars han surgido con fuerza especialmente en los barrios de Palermo, el Microcentro, Las Cañitas y San Telmo. Se trata de lugares de culto, pensados para los amantes de los placeres de Baco. Abren especialmente por la noche y son todo un símbolo de la modernidad por ambientación, servicio y propuesta. Ofrecen distintas posibilidades de degustación con el acompañamiento de tapas en algunos casos, y otros tipos de menú que completan el ritual del buen beber. Cuentan con una importante carta de vinos de distintos varietales y precios de bodegas argentinas y del mundo. La posibilidad de consumir una copa plantea la alternativa de probar más de un tipo de vino.