El Puente del Inca es una formación rocosa natural que pasa sobre el río Las Cuevas, en plena cordillera, a 180 Km de Mendoza.
Este puente no es una construcción de los incas, como suele malentenderse, sino una formación natural que fue usada por huarpes, incas y otros pueblos desde antes de la llegada de los conquistadores como paso obligado en el cruce hacia el Pacífico.
El Puente del Inca se encuentra hoy en día dentro de un área natural protegida. Tiene 48 m de largo, 28 de ancho y 8 de espesor. En su parte inferior se observan estalactitas y, en invierno, agujas de hielo. Los minerales de las aguas que corren por debajo provocan el color naranja rojizo de la formación y también su consistencia, como de cemento.
El lugar era conocido desde antes de los españoles por sus aguas termales, de alto contenido de sales, peróxido de hierro y algas. Se les atribuyen propiedades curativas para el estrés y afecciones nerviosas y reumáticas.
Las propiedades del agua también hacen que los objetos sumergidos en ella por un período de 40 días se mineralicen, cubiertos por una capa ferruginosa, como si estuvieran petrificados.
En la década del 20 se construyó aquí un hotel termal de lujo al que concurrían las personalidades más destacadas del momento en busca de las propiedades curativas de las aguas. La construcción fue destruida por un alud en 1965, sólo se pueden ver hoy en día las ruinas de la capilla, debajo y a la derecha del puente.
Puente del Inca es también una pequeña población, con aproximadamente 200 habitantes, que brinda unos pocos servicios turísticos a los visitantes: venta de artesanías, algunas provisiones, comidas para llevar.