Ese manto de agua que serpentea por los fértiles valles, desde su nacimiento, en la confluencia del Limay y el Neuquén hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, es mi Río Negro.
Con casi 800 km. de recorrido pasa por varias regiones, parecidas y diferentes, igualadas por la huella plateada del río:
El Alto Valle desde Cipolletti hasta Chelforó, con sus famosas manzanas, peras, duraznos, ciruelas y damascos.
El Vallle Medio con Choele Choel, Luis Beltrán, Lamarque y Pomona, donde los tomates rebozan de un rojizo único.
Río abajo, el Valle de General Conesa primero y luego el Valle Inferior con Viedma y Guardia Mitre con sus islas verdes y bellas, sus parcelas bajo riego y la cosecha de cebollas y almendras.
Y finalmente, 30 km. más y termina como una gran herida abriéndose en el Océano Atlántico, en cercanías del Balneario El Cóndor.
En sus aguas, que dan tanta vida, también se realiza en enero la Regata del Río Negro, la regata de kayaks más larga del mundo, Y, también en verano, una competencia internacional de natación en aguas abiertas, la Patagones Viedma.
Uno de los ríos más importantes de Argentina, ancho y caudaloso, por donde los vientos patagónicos cruzan formando pequeñas ondas hasta convertirse en grandes olas en el mar y confundirse con el cielo y sus estrellas.
Este es mi río Negro.
RAÚL ATTICO