El histórico presidio de Ushuaia fue clausurado en 1947. Hoy se conserva toda un ala en su estado original, con las celdas que usaron los convictos, sus paredes de piedra y sus rejas.
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Esta cárcel es el símbolo de la colonización de Ushuaia. Su construcción comenzó en 1902 y finalizó en 1920. Fue llevada a cabo por los mismos presos y llegó a tener 5 pabellones y 380 celdas unipersonales.
Su objetivo era alojar a los «reincidentes», pero terminaron llegando los criminales más brutales, estafadores, ladrones, presos políticos, militares, etc.. Hubo también algunos sentenciados a pena de muerte a los que se les conmutó la pena por presidio por tiempo indeterminado.
Entre los presos más famosos figuran el anarquista Radowitzky, quien mató al comisario Falcón y luego protagonizó una fuga espectacular por el mar hasta cerca de Punta Arenas, el «Petiso Orejudo», Santos Godino, un asesino de niños en Buenos Aires, entre otros.
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Los presos con buena conducta recibían como premio la posibilidad de trabajar fuera del presidio, como hacheros o en los talleres. Este trabajo era retribuido, lo que hizo que pudieran ahorrar un poco de dinero para cuando salieran o bien, enviarlo a los familiares. Entre los talleres se contaban los de imprenta, fotografía, zapatería, sastrería, carpintería, panadería, servicio médico y farmacia, los que daban a Ushuaia el abastecimiento necesario, que de otra forma dependía de la llegada de los barcos, con suerte, una vez al mes.
Así, Ushuaia se fue construyendo alrededor de la cárcel y junto con ella. Los presos, primeros colonos, forjaron en gran medida la imagen que vemos hoy de la ciudad.
Hoy en día, en el antiguo edificio funciona el «Museo Marítimo y ex presidio de Ushuaia». El «Hall central» o rotonda se utiliza como sala de conferencias, cine y auditorio para diversos eventos. Desde allí se accede a los pabellones: el Pabellón I, o Ala Histórica, con el entrepiso y las barandas originales, guarda aún hoy una atmósfera tenebrosa y de misterio. Las celdas conservan algunos testimonios de sus últimos ocupantes.
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En el Pabellón 4 funciona el Museo Marítimo, que muestra la historia de Tierra del Fuego a través de los navegantes que surcaron sus costas.