Un viaje de 500 años
Ciencia y compromiso humano se conjugan para generar un ambiente de conocimiento y emotivo respeto en el Museo de Arqueología de Alta Montaña, en Salta. Se pueden observar históricos hallazgos de la cultura incaica y en especial el tesoro arqueológico de los “Niños del Llullaillaco”.
Moderno y vanguardista, el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) brinda la posibilidad de recorrer la historia inca a través de flamantes salones acondicionados con tecnología de vanguardia. Utilizando innovadores métodos museográficos, se recrea un ambiente respetuoso del mundo andino en el que se ponen al alcance de los visitantes laboratorios, espacios de investigación y salas de exposición.
¿Qué es la Arqueología de Alta Montaña?
La Arqueología es la ciencia que estudia el pasado del hombre, la historia de su vida social a través de los restos materiales que han quedado y de su relación con el medio ambiente natural. Los arqueólogos trabajan en todos los ámbitos en los que se ha desarrollado la vida humana, desde las costas hasta las montañas, desde el polo hasta los trópicos.
Pero la Arqueología de Alta Montaña es una especialidad nueva, un desafío que están encarando los científicos en el noroeste argentino.
El entorno propio de esta nueva disciplina es el de las altas cumbres andinas. Ocurre que los incas desarrollaban una parte importante de sus rituales religiosos en las montañas más altas de su imperio, donde construyeron los “santuarios de altura”.
Estos santuarios son los sitios arqueológicos más altos del mundo. No hay manifestaciones similares en ninguna otra parte. La mayoría de los pueblos que han habitado regiones montañosas consideraron sagradas las cumbres, pero manifestaban esa adoración desde la base, no subiendo a su cima.
El desarrollo de la arqueología de altura está relacionado por otra parte con el montañismo, un deporte que contribuyó a que se conocieran muchos de estos sitios arqueológicos, motivando a los investigadores a enfrentar las dificultades de este tipo de terreno.
El Museo
El MAAM se encuentra ubicado en el centro de la ciudad de Salta, en la Plaza 9 de Julio, frente al Museo de Arte Contemporáneo. Surgió en 2004 por iniciativa del gobierno provincial y la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación a partir de uno de los hallazgos más importantes de los últimos tiempos: los tres Niños del Llullaillaco, enterrados hace unos 500 años a 6.730 metros de altura, como ofrenda religiosa, junto a ciento cuarenta y seis objetos que componen su ajuar.
En el museo hay salas para exposiciones permanentes y temporales, en las que se pueden apreciar objetos ceremoniales, textiles y religiosos, destacándose la sala de arqueología de alta montaña y la del mundo inca, en donde se muestra cómo fue la expedición y el hallazgo de estos ejemplares que permanecieron congelados durante 5 siglos en la cima del volcán Llullaillaco.
El edificio
El MAAM ocupa un edificio histórico, de mediados del siglo XIX, de estilo neogótico. Una verdadera joya arquitectónica en el centro de la Plaza 9 de julio. La fachada fue restaurada y puesta en valor y el interior fue remodelado conservando las estructuras originales pero adaptándolo a su nueva función.
Tiene una planta baja y tres niveles superiores, conectados por una doble escalera central, inspirada en la que Leonardo Da Vinci pensó para el Castillo de Chambord, a orillas del Loire.
Por la particularidad de la colección que alberga, el ambiente en su interior está controlado para mantener una temperatura y humedad constante, con aire filtrado y desbacterizado.
La iluminación es otra sofisticación: muy baja en general, se intensifica cuando el público se acerca.
Una sutil banda de sonido acompaña a los visitantes a través de las salas, recreando cantos, música y sonidos precolombinos.
Las áreas de circulación pública están adornadas con obras de artistas salteños contemporáneos, que unen pasado y presente en un audaz sincretismo.
La visita
El trabajo de los guías merece un párrafo aparte. Con una formación de expertos, ponen sus conocimientos y dedicación al servicio de una explicación muy detallada que permite adentrarse en la cultura incaica. Su ayuda es irreemplazable para crear el contexto adecuado en el momento en que se accede a las momias, ubicadas en una sala aparte.
Sobreviene entonces un tiempo de sobrecogimiento.
Al asombro por el casi perfecto estado de conservación de los cuerpos le sigue la sensación de ser testigos de un pasado que se vuelve presente en un instante. Entonces, espectadores no previstos de un ritual sagrado, accedemos a la contemplación de estos niños, hijos de nobles del imperio incaico, ofrecidos como intermediarios entre los dioses y los hombres, en la cima del volcán Llullaillaco, el lugar más cercano al Sol, hace 500 años.
Aquí sí podemos decir que nuestro viaje a llegado a su meta.