El modelo de colonización impuesto por los españoles fue primordialmente urbano, lo que llevó a dejar enormes territorios sin ocupar, entre ellos la inmensa Patagonia.
El tipo de colonización del territorio que llevaron adelante los españoles en América Latina fue muy diferente del de los Estados Unidos, que estaba basado en la colonización rural. En nuestro país se tendió a una colonización urbana, esta impronta determinó en gran medida el desarrollo demográfico posterior.
Desde el comienzo, esta existencia de grandes extensiones de tierra con escasa presencia humana fue un problema para los gobernantes. Por eso una consigna generalizada fue «Gobernar es poblar», lo que llevó a planes oficiales de atracción de colonos, preferentemente europeos.
En la Patagonia el carácter especial lo da la presencia de inmigrantes del
norte de Europa, alemanes y suizos en Bariloche y su zona, ingleses y escoceses en las estancias de Santa Cruz, galeses en Chubut.
Por supuesto que también están los italianos y españoles, sobre todo en la zona del valle del Río Negro, dedicados al cultivo de frutales y hortalizas.
Y quizás la colonización más importante sea la de los hombres y mujeres provenientes de otras provincias de la Argentina, los que, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, poblaron los centros urbanos de la región, que son los que más crecimiento demográfico registran en todo el país.
Pero, no olvidemos: tanto en la Patagonia como en todo el país, uno de los desafíos para el presente siglo XXI es el equilibrio demográfico.
En este sentido, la Patagonia es un reflejo en escala de lo que ocurre en todo el país: se estima que al inicio del siglo XXI la Argentina será uno de los países más despoblados del globo, con un alto nivel de alfabetización.
¿Se convertirá la Argentina, y la Patagonia dentro de ella, en un nuevo polo de atracción para la inmigración?