La primera fundación de Buenos Aires tuvo lugar en marzo de 1536, cuando Don Pedro de Mendoza estableció un asentamiento precario de una manzana de extensión y la llamó “Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre”.
El colonizador español había recibido de Carlos V el nombramiento de Adelantado con el fin de conquistar y poblar las tierras del Río de La Plata, que se prometían a sus esperanzas ricas en oro y plata, y poner fin al avance de los portugueses en la zona.
Así Don Pedro de Mendoza llegó con una expedición de 1500 hombres al Riachuelo de los Navíos (donde hoy se encuentra el barrio de la Boca) y luego de estudiar la zona, erigió un primitivo poblado formado por un caserío con chozas de barro y paja, una capilla y una humilde fortaleza militar, en las inmediaciones del actual Parque Lezama, sobre la barranca.
Por la región circulaban los Querandíes, indios nómades que en un primer momento establecieron una pacífica relación comercial con los conquistadores intercambiando sus productos de la caza y la pesca por mercancías españolas. Pero luego se rebelaron ante la exigencia diaria de abastecimiento y condenaron a los españoles a una hambruna tal que “los llevó a comerse entre ellos, sus vestimentas y sus zapatos”, según cuenta el alemán Ulrico Schmidt en las primeras crónicas de la ciudad.
Una seguidilla de emboscadas, ataques y venganzas culminó cuando a cuatro años de esa primera fundación, la ciudad fue destruida por los querandíes, y sus colonizadores obligados a regresar. Don Pedro de Mendoza murió en su viaje a España antes de llegar a destino.
Esto es lo que la historia de Buenos Aires recuerda como su primera fundación. Pero algunos historiadores sostienen que para que una ciudad fuera fundada, debían erigirse una iglesia, un cabildo y un fuerte militar. Como en este caso don Pedro de Mendoza fundó la ciudad sin cabildo alguno, aún se discute si se trató de un asentamiento o de una fundación.
La segunda y definitiva fundación de Buenos Aires estuvo a cargo de Juan de Garay, quien el 11 de junio de 1580 fundó sobre la barranca frente al río una ciudad puerto a la que rebautizó con el nombre “Ciudad de la Trinidad” y al puerto, “Santa María de los Buenos Ayres”. Con el tiempo, se recuperó el nombre de Buenos Aires.
Se repartieron tierras de labranza a los primeros pobladores de una ciudad que fue trazada según las Leyes de Indias de 1573. Se constituyó un rectángulo donde se extendieron los solares: 144 manzanas separadas por calles. La Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo) era la manzana central y a su alrededor se dispusieron los edificios principales: el cabildo, la iglesia y la casa del gobernador.
Pasaron los años y el crecimiento de Buenos Aires se veía demorado por dos razones fundamentales: el ataque permanente de los indios y las trabas que encontraba para su desarrollo comercial. Lejos de ser la ruta de riquezas añoradas, fue una ciudad postergada y limitada. Lima (actual capital del Perú) seguía siendo el centro floreciente del imperio y desde allí el virrey ejercía el monopolio de las rutas comerciales impidiendo esa posibilidad a cualquier otro puerto.
Esto cambia en 1776, cuando se crea el Virreinato del Río de la Plata y Buenos Aires es nombrada su capital. Comienza a transformarse en un importante centro portuario y aduanero, ligado no se puede negar, al contrabando y las actividades de los corsarios.
En 1880 es constituida en la capital de la República Argentina, y separada de la provincia de Buenos Aires.
Hasta 1994 depende del gobierno nacional y es administrada por un intendente nombrado por el presidente de la Nación. A partir de esa fecha se convierte en Ciudad Autónoma y pasa a ser gobernada por un Jefe de Gobierno elegido por votación popular.