Ubicarse en El Calafate es muy fácil. La Avenida del Libertador divide al pueblo en dos: una parte entre esta avenida y el Lago Argentino y otra hacia el sur, hasta las laderas de los cerros vecinos.
Toda la actividad se desarrolla en la avenida principal: allí, a lo largo de unos 600 metros, están los comercios, las casas de comidas, las agencias de turismo, los negocios de souvenirs y productos regionales, y todo lo necesario para el turista.
El recorrido comienza por las calles más antiguas del pueblo, donde se encuentran las construcciones pioneras, casas de ladrillos y adobe, que conservan su aspecto original. En este entorno resalta la Intendencia de Parques Nacionales, un edificio declarado Monumento Histórico Municipal.
Después, un paseo por las chacras de los alrededores permite ver cómo se cultivan frutas finas, una producción típica de la Patagonia.
Finalmente, alejándose un poco más, se pueden conocer las Cuevas de Walichu, donde se ven huellas arqueológicas de los primeros habitantes de la región. Son cuevas naturales que fueron utilizadas por hombres prehistóricos.
También se puede hacer un recorrido por el Paseo Costero que bordea la Bahía Redonda. Es el lugar elegido por los lugareños para pasear y disfrutar de la vista del lago durante los meses de verano. Y también es el acceso a la bahía congelada, donde se practica patinaje sobre hielo durante los meses de invierno.
Tenga en cuenta que, aunque El Calafate es una ciudad pequeña, es muy alargada, por lo que puede necesitar tomar un taxi o remise para llegar al centro.