En 1998 se realizó en El Bolsón, en pleno Cerro Piltriquitrón, el Primer Encuentro Nacional de Escultores. La idea había surgido de la imaginación de Marcelo López, un año antes: dar vida a una parte del bosque quemada por un incendio.
A más de 1400 metros de altura, con un acceso difícil, en un entorno de paisaje único, se tallaron 25 esculturas. Graciela Francucci, participante de esta inaudita experiencia patagónica, nos cuenta sus vivencias, ilustradas por fotografías de Jimmy Sienra.
En noviembre de 1998, el cerro Piltriquitrón con El Bolsón a sus pies, reunió a trece escultores de distintos lugares del país. Un antiguo bosque de lengas a 1400 m de altura, que sufrió un incendio en 1978, fue el escenario de este encuentro. Lengas caídas o secas se ofrecieron a estos artistas para vagar con las formas y las texturas. Desde la plataforma del cerro, adonde se puede llegar con vehículo, y a 45 minutos de empinada subida, están las lengas. Más adelante, a otros 20 minutos de ascenso entre el bosque, se encontraba el refugio, destruido por el fuego tiempo atrás. Los escultores trabajaron durante una semana.
El primer día se encontraron todos arriba, entre árboles y duendes. Más tarde llegamos nosotros. A cada uno se le asignó una parcela y cada uno seleccionó un tronco con el que durante una semana convivirían expuestos el uno al otro. Todas las mañanas subían la picada, algunos a pie, otros a caballo. Uno de ellos, Ángel, insistió siempre en caminar, expresando con satisfacción esa mezcla de sufrimiento y placer… A pesar de su larga carrera como escultor nunca había estado tallando dentro de un bosque. Trabajaron con motosierras y otras herramientas de carpintero. Entrar al bosque y encontrar a todos con sus creaciones de cada instante, era como entrar a un lugar encantado. ¡No daban deseos de irse! Girábamos en torno a uno y su obra, en torno a otro y su obra…, observando, conversando, sacando fotos. Estábamos ahí, detenidos en lo que trascendía al bosque, a las lengas y a nosotros mismos, rozando el misterio.
Surgieron algunos obstáculos durante el tallado, dificultades de los troncos o partes arruinadas que había que reparar o disimular, pero todo se superó con entusiasmo. Una de las tardes, con Roxy que nos visitaba esos días, observamos fotos de una pequeña forma de mujer, de alabastro, tallada por Nadia. La luz a través de ese mármol translúcido propagaba algo más que una forma que cautivó a Roxy. Pasaron los días y llegó el último, los duendes se asomaron nuevamente. Los artistas negaban su cansancio con expresión plena. Todas las obras estaban terminadas y comenzaban a abrir ese paseo de esculturas. Los deseos son que haya muchas más, y también muchos encuentros en el cerro Piltriquitrón, ubicado en ese pueblo con tanta mezcla de magia y poesía.
Escultores invitados:
Nadia Guthmann de Bariloche, Angel F. Marzorati y Raúl Varnerin, ambos de Capital Federal, Cayetano Donato y Arturo Alvarez Lomba de Provincia de Buenos Aires, Jaime A. Pereira y Guillermo Rodríguez de Tucumán, Susana Vallone de Resistencia, Chaco.
Escultores locales:
Raúl Navarra, Marcelo López, Hugo Vázquez, Juan Carlos Toledo y Eduardo Iuso.