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Existe un casco histórico-religioso que concentra a las iglesias representativas de las tres órdenes emblemáticas que se instalaron en los primeros tiempos de la ciudad: los jesuitas, los dominicanos y los franciscanos.
Estos últimos ordenaron la construcción de una Basílica en el año 1731, que fue inaugurada en 1754. Poco se mantiene de su estructura original ya que a principios del siglo XVII fue reconstruida, y en 1911 el arquitecto alemán Ernesto Sackman cambió totalmente su fachada que es la que mantiene en la actualidad. Reemplazó el estilo neoclásico que definía su exterior por un perfil barroco cargado de ornamentación y que contrasta con la austeridad de su interior. En el centro de la misma se destaca la figura de San Francisco de Asís en el centro, acompañado por tres imágenes: el que está arrodillado es Cristóbal Colón, el que está arriba de Colón es Giotto, y el que está a la izquierda es Dante Alighieri. Los tres fueron considerados merecedores de ese lugar por haber sido franciscanos laicos.
En el año 1955 un incendio provocó la destrucción del altar mayor con su retablo. En la tarea de su restauración se decidió la colocación sobre el mismo, de un inmenso e impactante tapiz. Está considerado uno de los más grandes del mundo (8 x 12 m), es obra del artista Horacio Butler y lleva el nombre de “La glorificación de San Francisco”.
El atrio es compartido con la capilla de San Roque (aledaña a la Basílica de San Francisco), que se abre los días 16 de cada mes para celebrar la fiesta patronal. Se trata de una pequeña capilla de una nave única que fue construida a principios del siglo XVII.
