Las ballenas francas tienen una boca inmensa, provocada por una mandíbula superior extremadamente arqueada, dentro de la cual hay unas larguísimas barbas. Estas barbas tienen un tamaño mayor que una persona alta: un adulto podría entrar de pie con los brazos extendidos dentro de la boca de una ballena.
Las ballenas capturan su alimento nadando lentamente por la superficie del agua con la boca abierta, de modo tal que el agua entre por el frente y salga por la parte de atrás de la boca. Esto da como resultado un sistema de filtrado continuo que hace que el plancton y otros microorganismos con los que se alimentan queden atrapados en esas gigantescas barbas.
En las aguas de la Península de Valdés puede observarse durante largo tiempo cómo las ballenas nadan y se alimentan continuamente, absorbiendo como un embudo toneladas de agua a su paso.