La carne del cordero patagónico es una nueva estrella en la cocina internacional. Varias son las razones que confluyen para que esto ocurra.
Por un lado, la mejora en el precio internacional, como producto de la salida de la devaluación del peso. Por otro, su calidad y el estatus que le da el ser un producto de la Patagonia, zona muy valorada en otros mercados como los europeos.
Durante muchos años los productores tuvieron que hacer frente a la crisis que provocaron las bajas exportaciones y calamidades naturales, como la erupción del volcán Hudson, en 1990.
España, Inglaterra y Bélgica son los principales compradores de este producto.
La producción de carne de cordero comienza a fines de noviembre con los de la zona costera de la Provincia de Chubut, continúa luego con los provenientes de los establecimientos de la meseta central tanto de Chubut como de Santa Cruz y finaliza a mediados del verano con los originarios de la zona cordillerana, el sur de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Las empresas frigoríficas de la región han mejorado sus servicios en los últimos años, llevadas por el auge que la comercialización de esta carne está teniendo, y ofrecen la misma en cajas de 9 kilos, lista para consumir.
En la región se la prefiere asada, aunque es apta para otro tipo de preparaciones ya que una de las características de los corderos de esta región es su bajo contenido de grasa, comparados con otros. La cría con pasturas naturales y en grandes extensiones de terreno son los ingredientes que posibilitan esto.
Esta mercadería se envía por avión en general y va acompañada de recetas típicas. La forma más común de comunicación entre los productores y los consumidores es a través de páginas web propias.