Desde el año 2000 El Calafate tiene aeropuerto propio. Hasta entonces, había que trasladarse por tierra desde Río Gallegos para conocer los glaciares patagónicos
La aeroestación, que lleva el nombre de Comandante Tola, cuenta con todos los adelantos y requisitos de seguridad necesarios para un aeropuerto internacional. Tiene 2550 metros de pista para permitir la llegada de grandes aviones.
Antes, había en El Calafate un pequeño aeropuerto de tercera categoría, al que podían llegar sólo aviones pequeños. Fue utilizado muy poco, para algunos vuelos regionales, pero no recibió vuelos regulares de línea. Quedó fuera de servicio, sin que se haya aprovechado su estructura para este nuevo emprendimiento.
Según las autoridades de Turismo de la Provincia de Santa Cruz «gracias a el aeropuerto la villa turística se convirtió en el centro distribuidor de la cordillera austral. Facilitó la conexión con otros puntos cercanos, como El Chaltén, y permite que los visitantes sumen más tiempo a su estadía y que no lo pierdan en horas de viaje».
Además de poder pasar más días en el lugar, los turistas pueden llegar en cualquier temporada, ya que este aeropuerto permanece abierto durante todo el año.
El edificio tiene características similares a las del aeropuerto de Ushuaia, un diseño en el que abunda la piedra y el aluminio, adecuados para las particularidades climáticas de la zona.
Desde su puesta en funcionamiento se registró un espectacular aumento en la cantidad de turistas. Consecuentemente, los empresarios locales invirtieron en la construcción de hoteles y cabañas, la modernización de locales comerciales y el mejoramiento de los servicios.
Junto con el aeropuerto una imagen de progreso constante se ha instalado en El Calafate desde principios de este siglo. Igual que al cercano Glaciar Perito Moreno, uno de los pocos en el mundo que continúa avanzando a pesar del cambio climático.