A finales de la década de 1980 y paralelamente al estallido de los movimientos ecologistas y de defensa de los derechos humanos, se desarrolló un concepto de turismo ético, sustentable y responsable: el ecoturismo.
The International Ecotourism Society (TIES), la organización más importante en el área, define a este nuevo enfoque de las actividades turísticas como “el viaje responsable a las áreas naturales para conservar el medio ambiente y mejorar el bienestar de las personas locales”.
El auge del ecoturismo es tal que en los últimos años creció tres veces más rápido que el resto del sector turístico en su totalidad.
En la Declaración de Ciudad del Cabo de la Conferencia Internacional de Turismo Responsable en los destinos se establecieron siete principios vectores del ecoturismo: minimizar los impactos ambientales y sociales; aumentar la conciencia y el respeto por el ambiente y la cultura; ofrecer experiencias positivas tanto para los visitantes como para los anfitriones; brindar beneficios financieros directos para la conservación; proveer beneficios financieros y participación real para la población local; aumentar la sensibilidad de los turistas hacia el país anfitrión en su clima político, cultural y social.
Responsable
Teniendo en cuenta que el turismo es la segunda fuente de ingresos más importante, luego del petróleo, en los 40 países más pobres del mundo; se tornó indispensable regular la actividad de modo que se respeten los derechos humanos y se aliente el desarrollo de las sociedades involucradas.
Este enfoque busca mitigar los efectos negativos que son producidos generalmente por el turismo de masas, como por ejemplo que los beneficios económicos resultantes de la actividad no contribuyan a la conservación del ambiente y de la población del lugar, el impacto ambiental en los ecosistemas naturales, remuneraciones poco dignas para los trabajadores del área, o poca consideración en cuanto a las tradiciones culturales de los pueblos originarios.
Sustentable
La experiencia directa de los cambios climáticos, las advertencias de los movimientos ecologistas y el dramatismo exacerbado de muchos cineastas han generado una preocupación creciente en torno a como será el mundo después de mañana.
En base a esta preocupación se han desarrollado políticas atinentes al cuidado del medio ambiente en diversas esferas de la vida del hombre, y el ecoturismo es una de ellas.
La actividad turística debe ser sustentable, o sea debe lograr el equilibrio que le permita la satisfacción de las necesidades de la sociedad actual sin comprometer la posibilidad de las futuras generaciones de satisfacer las suyas.
Comprometido
Dentro del ecoturismo surgió un movimiento que va mas allá de no dejar marcas negativas en la comunidad receptora.
Un ecoviajero comprometido no sólo ayuda a la población de destino con su viaje y respeta los principios del ecoturismo en general, sino que también coopera en algún proyecto de desarrollo local o lleva a cabo una misión determinada.
Se trata de prestar asistencia económica o humana con los objetivos de proteger y revalorizar el entorno de los lugares evitando su degradación, contribuir al bienestar socioeconómico de las sociedades, favorecer el intercambio cultural cooperativo, preservar el acervo cultural de las comunidades, y distribuir los beneficios del turismo entre todos los individuos que se ven involucrados en la actividad.
Lo novedoso del movimiento es la participación directa y física que el viajero puede tener en los proyectos y misiones. La participación puede ser realizando tareas como la recolección de datos sobre necesidades y problemáticas de la región; la formación en diversas áreas o el trabajo en actividades agrícolas, construcciones, mecánica, etc.
Estas actividades no interfieren con el viaje en sí y le permiten al visitante conocer realmente el lugar y aprender sin intermediaciones sobre la cultura que lo alberga.
Cómo ser un ecoviajero
Lo primero que debe tomarse en cuenta a la hora de hacer un viaje responsable es no dejar marcas negativas en la cultura, la economía y el medioambiente del lugar visitado.
La Sociedad Internacional de Ecoturismo recomienda:
En el hotel: Preguntar sobre las políticas y prácticas de conservación del medioambiente, hablar con el plantel sobre las condiciones de trabajo y averiguar si el hotel sustenta los proyectos de la comunidad.
Idioma: Aprender algunas palabras sobre el idioma local y utilizarlas.
Indumentaria: Leer sobre las convenciones locales para vestir de forma apropiada.
Comportamiento: Ser respetuoso de la privacidad de los habitantes del lugar. Pedir permiso antes de entrar a lugares sagrados, residencias o territorio privado.
Fotografías: Ser sensible con respecto a cuándo y dónde tomar fotografías o filmaciones de las personas. Siempre preguntar primero.
Medioambiente: Respetar el medioambiente natural; o sea no tocar o acosar animales, seguir siempre los senderos designados y pagar las entradas a los parques o áreas protegidas.
Productos animales: No comprar productos o artesanías hechos con materiales derivados de animales en peligro de extinción.
Pagar el precio justo: No regatear en forma agresiva los precios.
Comprar lo local: Elegir alojamiento, hoteles, autobuses, agencias para alquilar autos, aerolíneas, restaurantes, supermercados, eventos y fiestas locales.
Por su parte, la organización sin fines de lucro Ecoviajeros redactó un decálogo del buen turista. El viajero debería:
1- Ponerse en el lugar de las personas y de los animales con los que se relaciona para comprender mejor sus reacciones ante su presencia.
2 – Aprender de lo que ve para poder adaptarse al nuevo entorno;
3 – Favorecer el comercio justo y el enriquecimiento local, minimizando su huella ecológica y cultural;
4 – Respetar las costumbres locales referidas al modo de vestir y a cómo comportarse públicamente;
5 – Demostrar paciencia y comprensión ante situaciones que le resulten extrañas o absurdas;
6 – Reconocer la importancia de la dignidad de los individuos;
7 – Ahorrar recursos usando los medios menos contaminantes y escogiendo rutas razonables en términos de distancia y tiempo;
8 – Ayudar a proteger los ecosistemas naturales respetando la fauna y la flora nativas, y no contaminando;
9 – Enseñar que el viajero no es un regalo andante;
10 – Comprar solamente artículos que no perjudiquen los ecosistemas locales y que no estén prohibidos.
Mitos con respecto al turismo ecológico
Generalmente se asocia a este tipo de viajes con determinadas características que no son más que mitos alejados de lo real. El ecoturismo no tiene por qué significar un sacrificio en cuanto a las comodidades, ni ser más costoso o difícil de llevar a cabo, ni estar enmarcado por un lugar exótico. Esta actividad puede desarrollarse en cualquier destino turístico con el nivel de confort habitual.
También existe una concepción prejuiciosa en relación con quién es apto para este tipo de viaje. Pero personas de diversos intereses, edades, niveles socioeconómicos, procedencias culturales y hasta grupos familiares con niños pueden ser ecoturistas.
Tal vez esta sea una forma más de que nuestra civilización se aleje de la profecía de la comunidad indígena Cree que dice: «sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río esté envenenado y el último pez sea pescado nos daremos cuenta que no podemos comer dinero…»