Luego de la década de 1950, el tango padece una época de baja en popularidad: un fenómeno mundial atravesaría culturalmente a todas las naciones.
El rock n´roll explotaba en el mundo entero y llegaba a estas tierras también para imponer su moda y sus códigos con la revolución musical y cultural de la mano de los Beatles.
El tango comienza a ser considerado por los jóvenes como una “música de viejos”, y aparecía “desprestigiado” ante la mirada de muchos. El mundo cambiaba “revolucionariamente” y muchos creían no sentirse representados por lo que el tango planteaba en su música y en su poesía.
A pesar de ello, siempre en Buenos Aires, sonaba un tango, y generaba todo el tiempo en ámbitos específicos, nuevos referentes. Comenzando los años ´60, aparece un hombre fundamental que daría un nuevo rumbo a la música porteña: Astor Piazzolla, quien luego de haber sido bandoneonista de Aníbal Troilo y conocer como nadie todos los secretos del género, aparecía con una nueva sonoridad y una propuesta provocativa que escandalizaba con su música y con la poesía de Horacio Ferrer quien también marcaba un nuevo camino de expresión. Fue rechazado y mal visto por los tangueros más ortodoxos, y poco comprendido en su tiempo, pero lo cierto es que revolucionó por completo al género, dando paso a lo que dio en llamarse “la vanguardia del tango”. Hoy ya nadie discute como entonces, si es tango o no lo es, lo cierto es que su magnífica y prolífica obra es la música de una Buenos Aires contemporánea que suena distinta al compás de los nuevos tiempos…
Dentro de ese movimiento de búsqueda y nuevas propuestas también se encuadran nuevos y talentosos creadores como los maestros Horacio Salgán, Atilio Stampone y Raúl Garello que sin perder la más pura esencia tanguera, le dieron al tango un nuevo vuelo por la originalidad de sus composiciones y sus arreglos.
El resurgimiento
En la década del ´80, el fenómeno generado por el espectáculo “Tango argentino” que recorrió durante más de una década los lugares más recónditos del planeta, hizo “resurgir” al tango ubicándolo en su lugar merecido.
Esta compañía, creada y dirigida por el productor Claudio Segovia, reunió con talento y mucha creatividad a las más grandes figuras del canto, la música y la danza porteña. Las grandes personalidades del mundo, desde actores de Hollywood a príncipes, desde presidentes a músicos, concurrieron a este espectáculo de gran nivel artístico que enamoró de “tango” a todos por igual.
Con este eterno estigma de los argentinos de dirigir la mirada a lo que se consagra “afuera”, el tango resurgió en su propia tierra.
Fue en la década del ´90 cuando comenzaron a multiplicarse “las milongas”, esos lugares de encuentro para bailar, y gracias a ello el tango recobró aún más fuerzas y popularidad.