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Relatos de viaje

San Pedro de Atacama

San Pedro de Atacama es un acierto. Nacido de las entrañas de la cultura atacameña, este pueblo chileno es elegido cada año por miles de visitantes que llegan atraídos por sus extraordinarias bellezas naturales como salares, médanos, lagunas y géiseres.

Tuve la grata oportunidad de visitar San Pedro a principios de mes y debo decir que fue uno de los viajes más sorprendentes que realicé. Acaso el hecho de que no se tratase de un destino tradicional, la escasa información de la que uno disponía de antemano, hizo que San Pedro se revelara a mis sentidos con la contundencia de las experiencias que la imaginación no puede anticipar.

Laguna altiplánicaY entonces, desprevenido, me hallé a mí mismo inmerso en el hechizo de las callecitas de tierra, de las casitas de adobe y el encanto de las costumbres andinas. Y todo en medio de la inmensidad del desierto y sus variaciones topográficas, que logran que por momentos se levanten montañas, se desplieguen superficies arenosas o se formen depresiones de asombroso poder visual. La aridez implacable del desierto sólo es interrumpida por ríos colorados (debido al color de la arcilla) y lagunas altiplánicas de vívidos colores.

Antes de proceder a narrar mi experiencia cabe señalar que San Pedro es una localidad de no más de 5000 habitantes, ubicada en la segunda región de Antofagasta, 1670 km al norte de Santiago, la capital de Chile. Indudablemente, la principal fuente de ingresos de San Pedro es el turismo, de manera que en torno a esta actividad se ha organizado todo una gama de servicios tales como tiendas de artesanías, centros de llamados, locales de internet, carabineros, museos arqueológicos, restaurantes, agencias de turismo, hoteles y hostales.

Calle Caracoles, la principal de San PedroRecuerdo que lo primero que me impresionó de San Pedro a mi llegada fue el respeto por el criterio de construcción. La gran mayoría de las casas utiliza entre sus materiales la arcilla, lo cual les confiere el característico color ocre. Una proporción importante de estas construcciones pintorescas alberga en su interior agencias de viaje que organizan tours en los alrededores del pueblo. También es muy importante la oferta gastronómica, que responde a los más variados gustos y presupuestos.

Uno de los problemas que verifiqué no bien encontré hospedaje junto a mi compañera fue la delicada situación eléctrica en San Pedro. Es frecuente el corte de suministro de energía, especialmente luego de precipitaciones intensas. Este tipo de inconvenientes, al que se suman los reiterados cortes de las rutas a las principales atracciones turísticas de la zona, se vincula a La aridez del desierto la posición geográfica de San Pedro. No en vano me comentaba un oriundo de la región que “el desierto se lo devora todo”, lo cual señala una encarnizada lucha del hombre contra la naturaleza. Pese a las condiciones hostiles que plantea el desierto, gracias al esfuerzo conjunto de nativos e inversionistas privados, San Pedro es una joya que hay que aprovechar.

Valle de la LunaUno de los paseos más atractivos que realicé fue la visita al Valle de la Luna. Ubicado a 15 km de San Pedro, adquiere ese nombre debido a su apariencia similar a la superficie lunar. La primera parada que hizo la combi fue en un mirador elevado a 2500 metros de altura desde el cual era posible recorrer con la vista la extensión de la Cordillera de la Sal: cerros suntuosos enredados con nubes y a cuyos pies se tienden luminosos valles cubiertos por manchas de sal. Un espectáculo insoslayable.

CrepúsculoHacia el atardecer, subimos una duna y caminamos por una delgada cornisa con precipicios a ambos lados. Más allá de una hilera de montañas que engalanaba el paisaje, se insinuaba una tormenta que ponía un poco de suspenso a la continuidad de la excursión. Pero lo único que nos deparó fue un rumor de electricidad en las manos cuando las alzábamos como queriendo abrazar la delicia del crepúsculo. Y a medida que ascendíamos, el rumor se iba haciendo más fuerte. Devino en una vibración que se desparramaba por todo el cuerpo y que desprendía un sonido que inquietó a algunos de los chicos que me acompañaban. Pero a mí me resultaba divertido.

Vista del arcoirisPoco antes de la puesta del sol, vislumbramos a nuestra izquierda, erigido sobre el horizonte de médanos y montes, un arco iris que excedía todo calificativo de belleza. Luego de una sesión de fotos, nos abandonamos a contemplarlo.

Otra excursión de menor impacto paisajístico pero de mayor intensidad deportiva y aventurera fue la visita en bicicleta al Valle de la Muerte. Remontamos 7 km por la carretera hasta la entrada que indicaba el camino a la Cordillera dValle de la Muertee la Sal. Nos internamos por el sendero que serpenteaba furioso entre las dos paredes de roca que lo flanqueaban. Avanzamos hasta que llegamos al punto en que delante nuestro se abrían médanos y caprichosas formaciones rocosas. Allí soltamos nuestras bicicletas, tomamos nuestras tablas de sandboard y elegimos la duna más conveniente para emprender la actividad.

SandboardingPara el que no conoce el sandboarding, se trata de un deporte cargado de vértigo y adrenalina que consiste en deslizarse sobre la arena procurando mantener el equilibrio del cuerpo sobre la tabla mientras se desciende a velocidades extremas.

Todo turista que se precie de haber viajado alguna vez a San Pedro tuvo que haber visitado los géiseres del Tatio. Es éste el tour más célebre, el que nadie se quiere perder, dado que cuenta con el prestigio de ser el campo geotérmico más grande del hemisferio sur y el tercero del mundo.

Boca del géiserValió la pena haber pasado la noche en vela para estar listo a las 4 de la mañana, hora en que el micro nos pasaba a buscar para emprender la excursión. Resulta que es a la madrugada y hasta alrededor de las 8 de la mañana que los géiseres se encuentran en mayor actividad, lo cual convoca a la fuerza de voluntad y, naturalmente, algún rezongo de los visitantes. Pero nada de eso se compara al concierto de flujos de vapores despedidos por cráteres que arden a 85º de temperatura.

FumarolaFue grandioso saborear con la mirada la conjugación de las fumarolas con las luces del alba. El cuadro se completa con el impresionante paisaje de la Cordillera de los Andes como fondo.

Una experiencia inolvidable fue haberme sumergido en una pileta de aguas termales calientes a metros de los géiseres, al tiempo que en el exterior la temperatura era bajo cero (debido a que el campo de géiseres se encuentra a 4320 metros de altura).

Cuando usted se decida, allí estará San Pedro esperándolo…