“I-Keu-Khon”, “lugar de los ancianos” era el nombre que los Tehuelches le habían dado a este mágico valle, ubicado en la margen sur del Lago Buenos Aires, a orillas del río Los Antiguos.
Era un espacio sagrado para los ancianos tehuelches, y debía serlo entre otras cosas por su particular microclima que le permite, en una latitud que haría predecir mayores rigores, tener un importante cultivo de frutas finas: cerezas, frutillas y frambuesas. También la miel es otro recurso importante en la zona, además de manzanas, peras, duraznos y ciruelas. Un verdadero milagro, si se tiene en cuenta que está rodeado por el desierto.
La historia del pueblo tal como lo conocemos hoy empieza en el año 1921, cuando por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional fueron fundadas varias colonias en los entonces territorios nacionales. El objetivo no era otro que promover el poblamiento de las enormes extensiones patagónicas. Así se creó la “Colonia Leandro N. Alem” que dio origen en 1938 a la “Colonia Mixta de Los Antiguos”. Prácticamente con la fundación empezaron los canales de riego artificial, que llevan el agua del río hasta las pintorescas chacras que pueblan de verde el paisaje.
Los Antiguos se encuentra a 64 kilómetros de Perito Moreno y a 893 de Río Gallegos, la capital de la provincia. La rodean los picos nevados de los Andes y el inmenso Lago Buenos Aires, que con sus 2240 kilómetros cuadrados (de los cuales 880 corresponden a la Argentina) es el segundo más grande de Sudamérica, después del Titicaca. Sus aguas azules guardan otro de los recursos destacables de Los Antiguos: salmones, truchas y percas, la quimera de los pescadores con mosca.
Los Antiguos se encuentra muy cerca de la localidad chilena de Chile Chico, que puede ser visitada con sólo trasponer una pasarela ubicada sobre el río Jeinemeni (y la aduana).
Sin dudas este es un oasis patagónico que no puede dejar de visitar.