El Bolsón, localidad que forma parte de la Comarca Andina del Paralelo 42, yace al pie del Cerro Piltriquitrón, en el extremo suroeste de la provincia de Río Negro.
Se tomó como fecha fundacional de El Bolsón al 28 de enero de 1926, día en que habitantes del pueblo decidieron formar la primera organización político-administrativa, y firmaron el acta constitutiva de la Comisión de Fomento de El Bolsón.
Es una zona rica en historia, movimientos culturales y producción. Está vinculada geográfica, histórica y ecológicamente con los valles de Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén, Cholila, El Manso y El Maitén. Hoy en día posee una población de más de 15.000 habitantes.
En los 60´ El Bolsón fue escenario de la llegada de hippies provenientes de las grandes ciudades y en búsqueda de tranquilidad. Las chacras de los alrededores fueron los lugares elegidos para una nueva vida. Tal fue el impacto que aún hoy se respira la bohemia de esa época. Basta con visitar la feria artesanal los martes, jueves y sábados en la plaza Pagano. En esta feria regional, de las más renombradas de Argentina y Sudamérica, se hallan todo tipo de artesanías en madera, arcilla, metales, piedras y flores labradas por artesanos cordilleranos, cervecerías y músicos.
En el año 1984 fue declarada por ordenanza, Zona No Nuclear, preservando para las generaciones futuras, una región libre de contaminaciones radioactivas. Esta defensa del medio ambiente queda plasmada, también, en la Carta Orgánica Municipal, que declara a El Bolsón, Municipio Ecológico.
Es una zona productora de lúpulo (aromatizador de la cerveza), de frutas finas (frutillas, frambuesas, grosellas, cerezas, guindas, boysenberries, corintos, sauco, calafate, etc.), de quesos de cabra y de oveja, de truchas, como así también de productos manufacturados, como los helados artesanales con frutas de la región, el chocolate, la cerveza artesanal, los tejidos de lana y las más variadas artesanías.
Hablar del Bolsón es hablar de las viejas leyendas como la del bandido nortemamericano Butch Cassidy, de la historia del plesiosaurio que en 1925 movilizó al mísmisimo Director del Zoológico de Buenos Aires, del legendario trencito de trocha angosta y de tantas otras cosas. Tampoco se pueden dejar de lado los movimientos culturales de la década del ’70 y la cultura de la producción que impera en cada rincón de esta tierra patagónica y cordillerana.
Ríos, montañas, lagos, bosques, pobladores y ciudad se conjugan para que el visitante comparta experiencias, dé rienda suelta a su imaginación, pasee a pie o a caballo, en káyac, en auto o en bicicleta y se sienta un habitante más de esta comarca, cobijado por el Cerro Piltriquitrón y las nieves del Cordón Nevado.