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Este monumento fue donado por la comunidad española en oportunidad del Centenario de la Revolución de Mayo (1910). Pero si bien la piedra fundamental fue colocada en esa oportunidad, el monumento fue oficialmente inaugurado recién en el año 1927. Realizado totalmente en mármol de Carrara y bronce, este impactante monumento se encuadra en el estilo art nouveau. Los mentores y responsables de la obra padecieron una seguidilla de imponderables vicisitudes. El escultor catalán Agustín Querol y Subirats, ganador del concurso para su construcción, falleció al año del inicio del proyecto. La obra continuó en manos de su discípulo Cipriano Folgueras, quien también muere al poco tiempo (año 1911) siendo finalmente el artista Antonio Moliné quien pudo concluirla.
Este monumento se encuentra ubicado estratégicamente en un lugar donde puede ser apreciado en su total magnitud a gran distancia y desde diferentes ángulos.
Es un símbolo de la evolución de la relación histórica entre España y nuestro país ya que el Centenario de la Revolución de Mayo fue el punto de partida de una especie de reconciliación con España, después del profundo sentimiento anti-español reinante desde la Revolución hasta ese momento. Comienza a hablarse por primera vez de “la Madre Patria”, la infanta Isabel de Borbón asiste en Buenos Aires a los festejos del Centenario, y se arraiga una fuerte corriente de pensamiento que reivindica los valores de la hispanidad. Es en definitiva la obra “de los españoles” al pueblo argentino, que plasmó una nueva etapa en el vínculo entre España y Argentina.
