Salta quiere decir “la muy hermosa” en lengua indígena. Y ésa es la descripción más adecuada para la ciudad y la provincia, que comparten el nombre.
La provincia de Salta se encuentra en el extremo noroeste de la República Argentina. El Trópico de Capricornio la atraviesa por el norte y toda ella se encuentra sobre el eje longitudinal del continente americano. Limita con tres países latinoamericanos: Chile, Bolivia y Paraguay.
Por su particular ubicación, formando como un anillo entre la Cordillera de los Andes al oeste y el chaco argentino-paraguayo al este, posee una enorme variedad climática y geográfica. Por esto mismo, los paisajes y los circuitos turísticos que se pueden disfrutar en cada una de sus regiones son muy diversos e incomparables: desde la impiadosa y helada puna, pasando por suaves y acogedores valles hasta el esplendor de la selva con su feroz clima tropical.
Además de los paisajes Salta tiene también un acervo histórico y un patrimonio cultural que invitan a un conocimiento más profundo. El viajero que llegue hasta aquí tendrá la oportunidad de entrar en contacto con costumbres ancestrales que permanecen vivas y fecundas en el pueblo. La bravura de los Incas, su especial relación con la muerte, su forma de cultivar la tierra, sus ritmos musicales y una particular entonación que tiñe el español hablado en esta tierra, son legados presentes y vivos, no piezas de museo.
Salta fue también una pieza fundamental en la historia argentina. Desde la conquista,cuando fue nexo entre el Alto Perú y Buenos Aires, pasando por los gauchos de Güemes y su protagonismo durante la guerra de la independencia, hasta el cercano presente de luchas obreras en las explotaciones mineras.
Las antiguas casonas y fincas de la época colonial esperan hoy al viajero, transformadas en hostales y peñas, para brindarle toda la calidez de sus anchas paredes y el encanto de sus patios y jardines.