El Centro de Interpretación de Pingüinos de Punta Tombo, enclavado en plena reserva faunística, fue construido sin alterar ni la naturaleza ni el paisaje
Para llegar hasta Punta Tombo, la mayor reserva continental de pingüinos de Magallanes es necesario recorrer unos 120 km. desde Trelew o 170 desde Puerto Madryn.
Cada año es visitada por miles de turistas que llegan para conocer el bello ambiente marino y compartir por unas horas las elegantes caminatas de los pingüinos.
Una construcción amigable con el medio ambiente
En pos de la menor agresión posible al medio ambiente, este centro no ha alterado la naturaleza de la reserva. Prácticamente no se ve desde el acceso y, al mismo tiempo permite una visión privilegiada de todo el entorno.
El agua que se utiliza en las instalaciones se junta a través de un aljibe, ubicado en el patio del Centro de Interpretación, llamado “Patio del Aljibe” y pasa luego a otros aljibes. Las aguas de desecho se recolectan en un sistema cloacal de decantación por filtrado que no va hacia el mar.
La energía es solar. El Centro de Interpretación de Punta Tombo no tiene lámparas y está iluminado por el sol. La muestra se ilumina naturalmente, aunque igualmente se cuenta con un sistema de energía de 220 V.
Por otro lado, los materiales utilizados para la construcción del edificio, entre los que se cuentan el adobe, el ladrillo tradicional y otros materiales orgánicos prácticamente no provocan daños en el medio ambiente natural.
Los espacios
El Centro de Interpretación comprende tres grandes áreas:
1) Una primera área de servicio en la que se encuentra el estacionamiento, la casilla de control y un alero de sombra.
2) Un área central donde está la confitería, con imponentes ventanales posibilitan una vista panorámica de la Bahía Janssen donde se ubica Punta Tombo.
Aquí se encuentran también los sanitarios para damas y caballeros, el hall del pingüino magallánico, la galería del mar y la tierra, la galería de la conservación, el laboratorio, la oficina para científicos y la administración. Además está la imponente terraza mirador, el patio del aljibe patagónico y el Alto Domo de los Vientos.
3) Un área de servicios no destinada al público general, que incluye una vivienda para científicos, la vivienda del guardafauna, cisternas y salas de máquinas y sector de tanques de reserva.
Las salas en detalle
La primera sala a la que se accede se llama “Sala de Territorio”. En ella hay una maqueta de Punta Tombo y se cuenta la historia de esta reserva.
Luego se accede a la “Sala de Pingüinos”, donde se encuentra una escultura de un pingüino construida en mármol de Carrara, de 1,70 metros de altura. Hay dibujos del ciclo evolutivo del pingüino, hechos a plumín, donde se cuenta la vida de estos animales, desde que se forma el huevo hasta que muere y su proceso migratorio.
Las otras tres salas son “Sala de Mar”, “Sala de Tierra” y “Sala de Conservación”.
La “Sala de Mar”, bellísima, tiene muchos pingüinos colgados del techo, y abajo, un piso donde se imita el mar, su flora, fauna y el lugar en donde nadan los pingüinos…
Este espacio se conecta con la “Sala de la Tierra” que cuenta con una pequeña salita equipada con plasmas que muestran la fauna del lugar a través de cámaras de televisión instaladas en la Punta Tombo. Así los visitantes pueden ver lo que sucede bajo el mar. En esta sala también hay pumas, guanacos, maras y aves.
La última es la “Sala de Conservación” donde hay una especie de museo y biblioteca. Para salir hay que pasar por un cortinado de terciopelo denominado “acariciador”. Su objetivo: que el visitante se vaya de este lugar con el efecto de una caricia: las caricias que dejan el mar y la tierra.
Y al final, el infaltable viento patagónico
En el punto más alto de Punta Tombo, una loma ubicada a 51 metros sobre nivel de mar, se construyó el “Domo de los vientos”, un lugar en el que se rinde un homenaje al viento patagónico. Se construyó en este lugar porque es donde se ha registrado la ráfaga más poderosa del viento patagónico en Punta Tombo: 180 kilómetros por hora. Su forma se asemeja a la de un pasillo gigantesco, con asientos de cemento y al final, una rosa de los vientos. Desde este sector se puede observar el paisaje en 360º.